CACAO Y ALGODÓN, EL NUEVO PLÁSTICO BIODEGRADABLE
Avances científicos han permitido alcanzar lo que parece una nueva alternativa biodegradable como sustitución del plástico, una solución sostenible para el cuidado de nuestro planeta. Un equipo de investigación del departamento de mejora genética y biotecnología del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (CSIC-Universidad de Málaga) en España, han trabajado en la creación de un “bioplástico iridiscente”, que muestra o refleja los colores del arcoíris (como hacen las burbujas de jabón) y biodegradables utilizando residuos agrícolas de celulosa y restos no comestibles del cacao; este se trata de un material sostenible con colores brillantes que varían al detectar una alteración en su composición, por lo tanto, se trata de un material que posiblemente pueda sustituir al plástico de diversas formas gracias a su estructura microscópica, insoluble y resistente a la humedad, teniendo los siguientes beneficios:
- Puede usarse en el sector alimenticio
- Las marcas podrían hacer uso de él para evitar falsificaciones
- Puede emplearse como componentes estéticos de juguetes
- Podemos utilizarlo en pastas de libros y libretas
¿CÓMO ES POSIBLE?
El nuevo bioplástico consigue su estructura mediante la combinación de dos materias primas:
- La celulosa procedente de los restos de algodón
- Las cáscaras del fruto del cacao
Ambos se disuelven hasta perder su tonalidad original y quedar prácticamente transparentes; a continuación, se mezclan y se forma un film con características muy similares a las de los plásticos derivados del petróleo, aunque al no tratarse de plástico como tal, este material cuenta con la ventaja de una rápida descomposición que supone un menor impacto medioambiental; estas finas capas de film se tratan de estructuras muy resistentes y de colores brillantes debido a la formación de cristales fotónicos en la superficie, mediante el replicado de un molde elaborado de óxido de silicio que genera dichas tonalidades.
La sustitución de los plásticos derivados del petróleo por materiales ecológicos y respetuosos con el entorno es uno de los grandes retos medioambientales a los que nos hemos enfrentado mundialmente y también ha sido uno de los principales retos en el que el equipo de investigación de este centro mixto del CSIC y la Universidad de Málaga lleva décadas trabajando y gracias a la evolución de sus estudios, han conseguido crear compuestos a partir de desechos de celulosa y cacao aplicando la denominada “bioeconomía circular”, basada en emplear un desecho y convertirlo en un material útil; es decir, han conseguido transformar los desechos en un plástico biodegradable; por supuesto alcanzar estos resultados no ha sido tarea sencilla, y los expertos hasta llegar a estos resultados han tenido que llevar a cabo varios experimentos tanto con celulosa sola como con los restos de cacao.
SOSTENIBILIDAD
El primer reto al que se enfrentaron para que el material fuese completamente biodegradable era utilizar elementos que pudieran descomponerse de forma natural tanto en tierra como en agua de mar; después de una búsqueda intensa encontraron dos elementos que además de ser biodegradables se fusionaban de manera perfecta gracias a:
- Celulosa derivada del algodón, ofrece películas de celulosa pura completamente biodegradable y transparente con un índice de refracción similar al vidrio
- Restos de cacao, concretamente cáscaras; esta fruta tropical contiene lignina, un compuesto duro que se halla en la parte leñosa de la planta lo que le brinda resistencia al producto final
Una vez más es bueno ver que la tecnología y la ciencia trae el sector del empaque novedades creativas que nos permiten tener opciones sostenibles y/o biodegradables que al mismo tiempo están pensadas en brindar al empaque funcionalidad e imagen lo que esperamos que genere a la larga un gran impacto y eficiencia.